Voces emergentes siempre habrán. Lo cuál es más que baladí. Porque muchas de ellas se deshacen a las pocas horas como polillas contra el faro de un carro en la noche. Las voces que valen la pena son los que no claudican, los 4 X 4. Willy Monsanto no claudica, es un 4 X 4.
Willy Monsanto trabaja parejo. Es: director de teatro, actor, dramaturgo, periodista cultural, investigador, artista visual, profesor de arte, consultor, and so on. Una araña (y siendo él aracnofóbico, gran ironía) con muchas patas. Esta semana se estrena en el IGA la temporada de Esto no es una pipa, obra teatral que él mismo dirigió, y por cierto adaptó del libro de Eduardo Halfon, sobre el pintor suicida Carlos Valenti. Pretexto formal para visitarlo en la galería y centro de documentación El Attico de la cual es socio fundador.
El Attico, ubicada en zona 14, es una galería (aunque también es otras cosas, en cuenta un lugar en donde se pueden valuar obras de arte) que ya tiene más que ganado el derecho de piso, luego de veintiún años de existencia. Y como para corroborarlo, ahora mismo se ha colgado una muestra nada debutante: dos colecciones del artista español Rodrigo Muñoz Ballester (o más simplemente –según su nombre artístico– Rodrigo).
La primera colección –Manuel en la Luna de Madrid– presenta una serie de epifanías gráficas provenientes del cómic madrileño urbano de la movida. Un relato psicosexual que nos lleva de visita a las saunaorgías gays y otros ambientes flotantes, y traspasado por ese oscuro ambiente emocionalmente sellado que impone el amor seráfico imposible, en este caso homosexual. Los pobres –la otra colección– aletea con imágenes oníricas sobrepuestas a la más inmediata gravilla urbana.
Una exhibición que habla bien de El Attico, ninguna duda. O dicho en palabras de Monsanto: “Esta muestra es una muestra de que todavía somos capaces de buscar”. Allí está acaso el fruto de un entendimiento sostenido entre el propio Monsanto y Luis Escobar, los socios fundadores. En efecto, al preguntarle a Monsanto si se lleva bien, medio bien, o asquerosamente mal con su socio, él responde: “asquerosamente bien”.
El amor de Monsanto por la plástica lo ha llevado a crear también una obra visual, de la cuál la última expresión es una colaboración llamada Suite Madrileña, junto al artista español Juan Carlos Melero.
“No existe el ninguneo”
Se le pregunta enseguida a Monsanto si toda esta cultura visual que ha acumulado a lo largo de los años ha terminado por influir en su trabajo de dirección teatral.
A lo cual contesta: “Hago un trabajo compositivo visual y rítmico dentro de la obra teatral”. Y continúa: “Tuve dos grandes maestros en ese sentido: Luiz Tuchán y Consuelo Miranda. Los dos me dedicaron un tiempo extraordinario para hacerme entender lo que era el hecho escénico. Más lo que va sumando la experiencia con otros directores. Poco a poco vas creando tu propio estilo.”
Guillermo Monsanto describe la floja situación del teatro actual: “Cinco teatros para una capital de cinco millones de habitantes no es nada.” Sin embargo, Monsanto no apuesta por un teatro de muchedumbres: “No tengo el público de Poda. No es el camino que tomé.”
No muchos, pero machos.
O no tan machos. Describe, relata Monsanto: “Recuerdo una función de Yerma dirigida por Consuelo Miranda. Llegó la hora de la tercera llamada y no había más de seis personas sentadas. Doña Consuelo nos mandó a llamar: ‘Salen como están con vestuario y tienen el compromiso de traer a tres, cuatro gentes. Vamos a llenar esta cosa’. Nos fuimos entonces y lo primero que encontramos Oscar Clavería y yo: travestís. Los travestís se gozaron la obra, la vivieron de tal forma, que nos llenó por completo. Estamos buscando esa clase de público.”
De todas maneras, Guillermo Monsanto no puede quejarse de ninguneo, y él mismo lo sabe: “No existe el ninguneo. Nos acercamos a la gente y la gente nos escucha”, dice, respecto al grupo teatral Aquelarre, del cuál forma parte.
De hecho, ya existe un teatro que lleva el nombre de Guillermo Monsanto (es el teatro del Hotel Casa Santo Domingo). Cuando le dieron la noticia, quedo sobre todo perplejo: “¿Por qué yo? ¿Me estoy muriendo?”, preguntó.
Comenta Monsantos: “El teatro con mi nombre me dio una gran responsabilidad. Antes que yo hay muchas personas que merecen tener cada uno su teatro, su plaza, su calle. Un Alfredo Porras, un Luiz Tuchán, una Consuelo Miranda, una Zoila Portillo, una Patricia Orantes. La idea es: el teatro no es mío: tiene mi nombre: pero es de todos.”
A pesar de entregarse tan de lleno al cultivo y difusión de las artes plásticas, Monsanto confiere un sitio especial para el ejercicio dramático: “El teatro te hace sobre todo existencial. Como actor te toca definirte sobre el escenario. No es que terminaste tu cuadro y lo colgaste y se acabó.”
Willy Monsanto no descarta actuar en cine. “Todos tenemos –como diría Danny Schaffer– una prostituta dentro”, especifica.
Como dramaturgo, Monsanto ha querido dar también su perspectiva. Libretos que poseen su impronta y fueron llevados a escena son Un Alto en el Portal de las Cien Puertas (co–escrito con José Alfredo Chang), El Diablo Blanco, Los Eufímidos (creación colectiva), El Viaje, Homenaje a Alma Monsanto, Pasar la Página (esqueche para unir a obras cortas), Textos de Adolescentes para Adultos (creación colectiva) y La Celosa Concepción.
Por demás, se sabe de las clases de teatro avanzado que ha venido dando desde 2004 en Artestudio Kodaly.
Lo que sobre todo no puede dejar de mencionarse es la vitalidad y espíritu que Monsanto aporta al grupo Aquelarre (más sobre Aquelarre en recuadro), del cual es cofundador e integrante. De Aquelarre es la obra Esto no es una pipa –sobre el pintor Carlos Valenti– que inicia temporada este mismísimo martes en el teatro del IGA.
Preguntamos a Monsanto: ¿por qué Valenti? Explica Monsanto: “Valenti llegó porque el propio personaje se ha impuesto al tiempo. Carlos Mérida dijo en 1928 –cuando hicieron la primera retrospectiva de Valenti, ya cuando éste había muerto–, dijo que en Guatemala, cuando un artista se moría, se moría para siempre. Pero Valenti lo contradijo, porque Valenti no está muerto.” Valenti no es un personaje ajeno a Monsanto: ya antes había hecho el guión museográfico de la muestra de Carlos Valenti en Casa Santo Domingo.
Fue Monsanto quien hizo el libreto de la obra a partir del libro de Eduardo Halfon de mismo nombre (publicado por Alfaguara en 2003). Lo hizo en un tiempo relámpago de tres días. “Yo funciono mejor bajo presión”, dice Monsanto.
El Mundo de Willy
“Yo creo que mi misión en la vida es dejar registros”, dice Monsanto.
Lo sabemos meneando fuentes, apretando datos en cientos de columnas, textos, documentos, separatas, catálogos.
Escribe consistentemente desde 1996 en Prensa Libre y ahora en la Revista Recrearte. Sus columnas de periódico no entran realmente en la categoría de opinión, cercanas y fieles a un espíritu más conservacionista que crítico. “Rara vez entro a la crítica de arte. Pero tres o cuatros veces he sido muy directo: cosas que he visto que creo son una farsa.”
Se le pregunta si esas veces en que sí se ha dado su opinión ha adquirido algún enemigo. Sí, responde. ¿Qué le gustaría decirles a esos enemigos ocasionales? “Que paren de sufrir.”
Lleva ya varios libros escritos que buscan rendir constancia de opacos, subestudiados momentos de la plástica local. Obras suyas son El Mundo de Tún, Retrospectiva Histórica del Arte en Guatemala, Datos Dispersos de la Plástica Guatemalteca: Vásquez (monografía oficial del desaparecido artista Dagoberto Vásquez) y Ramón Ávila.
Esta pasión académica ha hecho que se alejara de la venta de obras de arte y ahora su rollo sobre todo se encuentra por el lado del centro de documentación, la escritura investigativa y la historia del arte (y es de agregar aquí que da clases de historia de arte en el Centro Educativo Terra Nova desde 2005). No es infrecuente que lo llamen para realizar consultorías, por ejemplo el Ministerio de Cultura y Deportes o el Ministerio de Educación.
Eso de ser investigador e historiador es algo que procura tomarse en serio. A veces, este oficio lo ha llevado a descubrir inconsistencias: “Muchos artistas han escrito su propio historia, y a veces no han escrito la verdad. Dicen haber estudiado con Mérida o que estuvieron con Sabartés. Mentira.”
Como investigador ha trabajado para diferentes entidades culturales. Estudios suyos han sido publicados en publicaciones del Banco de Guatemala, la Fundación G&T Continental, el Paseo de los Museos de Casa Santo Domingo, la Fundación Paiz, las subastas Juannio y Rotaria, el Instituto Guatemalteco Americano, entre otros.
Si algo podemos estar seguros es que Willy Monsanto siempre está hormigueando, remachante. A sus casi 47 años, avanza por los caminos múltiples del arte con aplastante obstinación y jovialidad. Es de pensar que Valenti –el dramático y lóbrego Valenti, el Valenti de los engrudos expresionistas– no hubiese escogido jamás a Monsanto como modelo de uno de sus cuadros. Monsanto, con tanto optimismo creativo, le hubiese acaso maculado el desencanto, la oscuridad, la tiniebla, que le llevaron, en una mañana de 1912, a zamparse un tiro, en el corazón.
Aquelarre Teatro Contemporáneo
Guillermo Monsanto forma parte del colectivo Aquelarre Teatro Contemporáneo, una compañía conformada además por Roberto Arana, Marcela Colom, Julio De León, y Raymundo Rosales.
Se presentan a sí mismos como un grupo que hace teatro de búsqueda y no quiere acomodarse a patrones complacientes de expresión. Procuran precipitar la diversidad y no presentar el mismo tipo de obras. “Todas las propuestas de Aquelarre ha tenido crítica seria de teatro”, asegura Monsanto.
Aquelarre es un nombre que nos remite a ritos paganos y celebraciones nocturnas. Queda explicado en el blog de Aquelarre (http://aquelarreteatrocontemporaneo.blogspot.com/): “Rituales que hoy pueden percibirse como verdaderas “performas” esenciales en la expresión humana”.
Aquelarre ha presentado obras como 1649 (original de Rubén Nájera), Lily Monster & Alicia en el País de las Maravillas, La Celosa Concepción, y Esto no es una pipa.
Es sobre todo una compañía teatral con muchos compromisos. Monsanto comparte la agenda de la compañía de estos días: “Ahora empieza en el IGA Esto no es una pipa, simultáneamente vamos con Lilly Monster y Alicia en el País de las Maravillas, después a un festival a la República Dominicana, y luego empezamos con Pedro y el Capitán, de Benedetti.”
El show debe continuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario