Bienvenidos a LAS PÁGINAS VULGARES. Cositas periodísticas de Maurice Echeverría.

Estamos en Paz


En una época, cuando estudiaba en la u, leí a Paz como enfermito, bien engasado. Esto lo publiqué en elPeriódico, acaso como homenaje a aquella época, a los diez años de su muerte.

http://www.elperiodico.com.gt/es/20080525/elacordeon/55889/




Hace diez años moría el Corleone de las letras mexicanas, Octavio Paz. Todo poeta–novicio que en verdad quiera agregar algo estimable a su oficio literario debe pasar –es forzoso y necesario– por Octavio Paz. Y es que Paz tiene eso de Neruda y eso de Alberti y eso para siempre de Éluard: es un Clásico irrevocable, surtidor (qué palabra tan suya) inagotable de las mejores intuiciones líricas del siglo XX. El más importante –al decir de algunos– de todos los poetas mexicanos, con todo lo que ello implica: odios y altares, a partes iguales. Pero Paz no sirve meramente a poetas: ensayistas y pensadores y cerebros en las cuatro direcciones se benefician de su lucidez universal, de su larga experiencia como viajante, de su trato con las mejores mentes de sucesivas generaciones, de su actividad política, en donde colapsan como ante una quilla poderosa los ideales sin fundamento. Es difícil hacerse de la vista gorda ante una personalidad tan excepcional. El pasado mes se celebraron los diez años de su muerte, y en El Acordeón hemos recolectado diversas expresiones de escritores e intelectuales para recordarlo.


Alan Mills, escritor guatemalteco

¿Qué le regaló Octavio Paz a su poesía?

La posibilidad de entender que la poesía no sólo representa su textualidad, sino que es al mismo tiempo una acción cultural y un modelo de pensamiento crítico, entre muchas otras cosas. Su libro Los hijos del limo me quitó cualquier ingenuidad respecto a loque puede considerarse “vanguardista” y al mismo tiempo me terminó de lanzar (junto al libro André Breton atisbado sin la mesa parlante, de Cardoza) a las vaporosas estepas de lo “experimental” como opción creativa.




Arturo Arias, escritor guatemalteco

¿Cree que las intuiciones de Octavio Paz sobre el alma mexicana nos conciernen particularmente, íntimamente, a los guatemaltecos?

Las intuiciones de Octavio Paz nos conciernen parcialmente. En realidad son “chilangas,” es decir, de la capital de México. Se parecen a las de la capirucha chapina. El rollo chilango es similar al rollo ladino. Pero tampoco es idéntico. Entonces, tenemos que verlo como un espejo retorcido. Nos refleja hasta cierto punto, pero no del todo, y tenemos que saber discernir en qué sí, y en qué no.



Edelberto Torres, sociólogo guatemalteco

¿Representa algo específico Octavio Paz en su formación intelectual?
La relación con Paz estuvo inicialmente envenenada por el sectarismo que manejábamos, prueba elemental que la ignorancia y el sectarismo marchan juntos. Cuando leí El Laberinto de la Soledad, quedé perplejo, maravillado y avergonzado. Después leí muchas de sus obras. Es particularmente profunda su contribución a la historia social en el libro Las Trampas de la Fe, dedicado a Sor Juana, pero que tiene un capitulo excepcional, profundo sobre el poder colonial peninsular. Su contribución a las ciencias sociales es enorme pero no sistemática. Representa la mejor crítica al estado autoritario, pero debo confesar que mis lecturas han sido dispersas. El libro que más me influyó –lo he leído tres veces– es La llama doble, historia erudita del amor erótica.


Diego Trelles Paz, escritor peruano

Visto desde fuera, ¿qué opinión le resulta el fenómeno Paz en México?
Visto estrictamente desde fuera, tengo la impresión de que Paz aún encarna la figura del intelectual nacional que, sobre la base de una obra poética y ensayística de carácter vital para la literatura universal, sigue abriendo en dos, o cortando de un tajo, las aguas agitadas del escenario cultural mexicano. A Paz, el poeta leído y laureado, el pensador lúcido cuya postura política yo mismo siento lejana, se le ama o se le aborrece y, muchas veces, se hace lo segundo por asuntos que nada tienen que ver con su literatura. Para mí, es un poeta y un pensador fundamental.


José Luis Perdomo, periodista y escritor guatemalteco

Usted entrevistó a Octavio Paz, cuando éste cumplió ochenta años de vida. ¿Qué impresión le dio su persona?
Pese a la pinchísima fama que los descalificadores de siempre le habían endosado en la República Mexicana y otros rumbos (de "mandarín de la extrema derecha ilustrada" no lo bajaban), pese a la babeante labia de los sobrevaloradores que nunca faltan ("Las Letras de Oro de la Literatura Universal descansan en Paz" era su consigna), ahí estaba Octavio Paz, un sencillo europeo exiliado en el vértigo latinoamericano, un gran señor sirviendo afable el más exquisito jugo de manzana alquimizado por Marijò, como para quererlos toda la vida (a él, a ella, al jugo), sabiendo ambos, con estoicismo, que para sus libros y su casa y para la vida y la obra de él, ya venía en camino el fuego del olvido que no respeta ni a los premios Nobel.


Lucrecia Méndez de Penedo, crítica guatemalteco

¿Qué lugar ocupa Octavio Paz en el diálogo cultural?
El provocador incómodo para la izquierda dogmática. Y para todos los dogmatismos. Esa fue su gran función: poner en discusión las certezas políticas, estéticas y éticas, con voz espléndida.


Mario Roberto Morales, escritor guatemalteco

¿Qué cosa valora más usted de Octavio Paz?
Lo que más valoro de Paz es la síntesis que casi siempre logra entre la agudeza de pensamiento (en el caso de su prosa ensayística y periodística) o de sentimiento (en el caso de su poesía) y un lenguaje literario preciso y transparente, sinuoso y abarcador, que deja una impronta indeleble en el ánimo y la mente del lector.


Anabella Acevedo, crítica guatemalteca

¿Cuáles son los tres libros imprescindibles de Octavio Paz y por qué?
Su obra es tan extensa que deberíamos hablar de “obras imprescindibles” de acuerdo a diferentes períodos y géneros, pero si tuviera que quedarme con tres elegiría El laberinto de la soledad (1950), pues, aunque un poco melodramático por momentos, ofrecenuevas perspectivas en el ensayo hispanoamericano de la época. Luego vendría Libertad bajo palabra, una selección de poemas de sus anteriores libros que nos da una visión clara de su poética hasta 1949. También me gustaría incluir Los signos en rotación y otros ensayos (1971), que, junto con El arco y la lira (1956) lo colocan como uno de los mejores ensayistas latinoamericanos.


Eduardo Ibarrola Nicolín, embajador de México en Guatemala

A diez años de su muerte, ¿qué rol juega Octavio Paz en el imaginario político mexicano?
Octavio Paz es un mexicano universal. Como escritor, desarrolló la poesía y el ensayo de manera singular, lo que le valió el Premio Nobel; fue además, uno de los mas profundos estudiosos de la literatura mexicana. Como ensayista político, con un estilo de gran elegancia y precisión, ahondó en la esencia de lo mexicano, fue un controvertido crítico y un acérrimo defensor de la libertad y la democracia; como tal, se convirtió en un referente obligado.



Jaime Barrios Carrillo, crítico guatemalteco

¿Cuál fue la influencia de Paz en la nueva poesía española?
Fue notoria sobre todo en Pere Gimferrer y en el grupo llamado por Joseph Maria Castellet como los Novísimos. Estos poetas fueron también llamados "venecianos" debido a un poema emblemático de Gimferrer, Oda a Venecia ante el mar de los teatros. Este poema se inicia con unos versos de Paz (como epígrafe). La influencia de Paz vino a dar oxigeno a una poesía que se había empantanado en el contexto sociopolítico. Con los Novísimos la poesía española volvió a ser poesía, a valer por si misma y ese salto se le debe a Paz y eso ya es decir mucho. Los Novísimos fueron una ruptura con la tradición inmediata pero a la vez mantuvieron mucho de las fuentes fundamentales de la lírica española y en este punto la influencia de Paz resulta esencial y enorme.


Julio Serrano, escritor guatemalteco

¿Cuál es el significado de Plural y Vuelta en la maquinaria cultural mexicana? ¿hispanoamericana?
No sé muy bien qué puedan significar hoy, ahora, podrían ser una especie de trofeo vintage para coleccionistas, o un claro ejercicio de pensar la cultura como un ejercicio colectivo. No sé, yo prácticamente empecé a tener contactos con revistas latinoamericanas de literatura a través del internet, las nuevas tecnologías replantearon cierto culto fetichista al papel por un lado, y a los directores de las revistas por otro, cuando entrás a una revista en línea no tenés que pasar viendo el directorio de la revista. Pero bueno, sí, la idea de crear un espacio abierto donde se encontraran distintas voces con diferencias políticas y discursivas, pues fijo, se reconoce el mérito, pero hay que decirlo, el Internet hizo de de Plural y Vuelta un objeto de coleccionistas.

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