Bienvenidos a LAS PÁGINAS VULGARES. Cositas periodísticas de Maurice Echeverría.

La otra ruta: tres guías turísticos nos hablan de un oficio de lujo


Siempre hará falta un guía que oriente al turista y le diga, como Virgilio a Dante: “Te conviene seguir otra ruta”. Escuchando a tres guías turísticos de alto nivel, nos damos cuenta que no es para nada un mal trabajo el suyo, cuando se sabe hacerlo con inteligencia y talento.


José González es un guía turístico que habla con idiosincracia y gran énfasis personal. Uno no sabe si lo que está diciendo es verídico o una total escaramuza. Pero luego uno se mete al Internet y comprueba que todo lo que ha dicho es cierto. Para el oficio de guía turístico es preciso contar con grandes dosis de información, y él lo sabe: “Los guías son conocedores absolutos del terreno, la geografía, el clima, las culturas y la naturaleza de una región a explorar”. Y añade: “Actualmente se les llama guías de turismo, pero en realidad son artistas de la interpretación cultural y ambiental”.

Nos explica que guías los ha habido desde el principio de los tiempos. Nos habla de Malinalli, quién ayudara a Cortéz en la conquista de México–Tenotchitlán; o bien nos habla de los exploradores Lewis y Clark, y de cómo a principios del siglo XIX, mientras cruzaban el salvaje oeste de Norteamérica, contaron con la ayuda de una adolescente indígena llamada Sacagawea, para elegir rutas, entablar relaciones con varios grupos indígenas, abastecerse de comida, transporte y resguardo en un viaje de más de 8000 kilómetros. “Incluso el Éxodo fue guiado por Dios”, añade González.


José, Annie, Bernie

Guías los hay de todos perfiles y tesituras. Los hay muy exitosos y los hay… bueno, menos. Aquí nos enfocaremos en los exitosos: tres guías que viven decentemente de su trabajo, y están a todas luces contentos con lo que hacen. En realidad son guías de alto perfil, que han hecho de su afición algo rentable, y por tanto atienden a clientes que puedan pagar la vuelta. Ellos son José González, Annie Godoy, y Bernie Mitteltaedt.

Ya hemos mencionado a José González. Además de trabajar para otros, tiene un proyecto personal, que se llama Trek Mesoamérica. Con Treck Mesoamérica lidera expediciones en Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia y Cuba. Y próximamente llegará a las selvas de Venezuela, Guyana y Perú. También ha trabajado con lo que podríamos llamar turismo investigativo: canales de televisión extranjeros, museos, autores de libros y documentales y varias universidades en viajes de estudio.

El suyo puede ser considerado turismo de lujo. Explica que los viajes y expediciones a regiones remotas de Centroamérica y Suramérica requieren de una logística impresionante para el desarrollo de los itinerarios –el diseño de los campamentos, la alimentación... “Se utilizan vehículos 4x4, helicópteros, veleros, personal local, sistemas de comunicación satelital y por ende el producto final, el viaje mismo, se mercadea a un segmento de viajeros con capacidad adquisitiva alta, que en general es muy exigente”, dice.

¿Desde cuándo está José González en esto de ser guía? “Desde que recuerdo. De niño organizaba viajes para mis amigos a los barrancos, bosques, algunas fincas y también a sitios arqueológicos cercanos a ciudad de Guatemala como Kaminal Juyú o Mixco Viejo. Allí di mis primeras disertaciones. Jamás me interesé por el football, sino por las estrellas, la selva, las montañas, los mayas, los libros… Profesionalmente hace 15 años.”

Existen dos clases de guías: el freelance/independiente (estamos hablando de la mayoría) o el guía fijo. El freelance trabaja para varias compañías, y dispone de su tiempo, lo cuál le exige en consecuencia mucho más organización. Annie Godoy es guía fija, y trabaja actualmente en donde siempre había querido trabajar: Viaventure. “Es una empresa con muy buen ambiente, buenos compañeros de trabajo y buenos jefes. Es una compañía que se dedica a turismo “top of the line”. Esto quiere decir tours de los mejores que se puedan ofrecer e imaginar. Los mejores hoteles, el mejor transporte, las mejores experiencias. Se dedica a tours privados y al gusto del cliente. No se dedican a ese típico grupo que va en un bus y el guía va con un micrófono y una banderita para que no se les pierda. El tour que hacemos puede ser muy caro, así que las personas que vienen normalmente tienen mucho dinero, o son personas muy estudiadas e interesadas en el destino, como profesores, arquitectos, empresarios, economistas, antropólogos, etc. Es muy interesante, porque no sólo ellos aprenden, sino que yo les exprimo la información también. Si no trabajara en Viaventure creo que el turista seria diferente y este juego intelectual en el campo no se daría como lo estoy haciendo ahora”.

Annie Godoy empezó siendo guía hace aproximadamente dos años.

Bernie Mitteltaedt por su lado trabaja para la Reserva Privada Ni'tún. Es guía dentro de todo el Mundo Maya, sin restricciones, solamente VIP, con reserva previa. Opera todo tipo de turismo: aventura, científico, pájaros, arqueología. “Me acomodo a lo que el cliente quiere hacer por los días que lo quiera hacer”, apunta. De de ser guía lleva diez y ocho años cumpliditos. “Mayor de edad… a mis cincuenta y tres”, dice.


Sed de aprender

Para José uno no se “hace” guía turístico. “Podés intentarlo recibiendo cursos, talleres, seminarios y ahí tendrás la información y las dinámicas básicas. Pero en realidad se necesita pasión, entrega, estudio y movimiento constantes. Sed de aprender. Con un cursito no vas a llegar muy lejos, a lo sumo a la Antigua y el mundo es muy grande”.

Annie por su lado menciona tres requisitos, para ser guía de turismo: muchas ganas, amor, y estudio. Ella no menosprecia su formación en el INTECAP, en donde recibió un curso gratis de dos días a la semana que duró únicamente un año. “Tuve los mejores profesores: Tomás Barrientos que era el arqueólogo de Cancuén y profesor de arqueología en la universidad del Valle; Salvador Montúfar que era profesor de historia en el colegio Alemán; Rodolfo Ortiz quien escribía los manuales para el resto de las clases. Tuve profesores cuyas clases eran mucho más interesantes que las que recibí en la universidad. No estoy diciendo que se deba estudiar solamente esto. Para ser un guía de los buenos, también es necesario tener una carrera. Yo estudié Hotelería y Restaurantes en la Universidad Landivar, ya que era lo más parecido a Turismo y trabajaba como editora en Viajero.com las tardes restantes. Por otro lado, también creo importante haber sido turista en otro país. Y tener carácter, muchísima paciencia, buena presentación y buena cara todo el tiempo. Reírse con ganas y estar dispuesto a ser un buen show aunque se esté de mal humor.”

¿Cómo terminó Bernie de guía? “Un día una hermana me envía de Madrid un grupo de sevillanos y, luego de recorrer media patria, uno de ellos me siguiere que me dedique a eso. Hasta ese día jamás se me había cruzado por la mente el turismo. Heme aquí lleva que trae por todo el Mundo Maya personas del mundo...”

Buenos ratos

O malos ratos… Turistas graníticos, indiferentes, que no se emocionan con nada. O esa otra clase de turistas (debe haber una sección en el infierno sólo para ellos) que alegan por todo: los histéricos, los inconformes. También hay peligros y cosas desagradables a tomar en cuenta: desde ciertos insectos hasta encontrarse con narcotraficantes operando en El Petén, o simplemente, al decir de José, “la burocracia de las instituciones gubernamentales encargadas del fomento y desarrollo turístico de Guatemala”.

Annie dice que se gana bien económicamente hablando (lo cual es cierto: un guía calificado puede llegar a cobrar muy bien) pero se pierde en otros sentido. Por ejemplo, la vida social. Se queda uno sin fin de semana, sin los tres tiempos de comida, y lo más importante para ella: sin su propia cama y almohada. “Me la paso en hoteles y restaurantes. Extraño la comida de la casa de mis papás y el cafecito de las amigas después de las cinco de la tarde. Hay que recordar que el guía no descansa, tiene que hacer la logística, planificar el día siguiente, estudiar... En temporada alta se puede hacer muchísimo dinero, pero se van tres o cuatro meses rapidísimos sin ver a amigos y familia.”

Con todo está la otra cara de la moneda. “Lo que más me gusta es enseñar Guatemala”, dice Annie. “Ver las caras de asombro de los turistas cuando se encuentran por primera vez con una persona indígena, con un telar, con ese lago y no un volcán, ¡sino tres!”

A José lo más le gusta de su oficio es “viajar y descubrir lugares donde pocas personas han llegado, compartir conocimientos con gente de otros países, el contacto directo con la naturaleza, las culturas autóctonas y la vida al aire libre”.

Bernie, al preguntarle sobre los beneficios de su trabajo, simplemente cita a George B. Shaw: Dichoso aquel que mantiene una profesión que coincide con su afición.

En un país deteriorado por la insensibilidad, en donde la pobreza es despiadada y extiende su reinado napoleónicamente, el turismo sigue siendo una opción vital de sobrevivencia que exige toda nuestra atención. Más aún: esta “otra ruta” será cada vez más una fuente de plenitud y gozo, más allá de lo económico, para los que se vean involucrados en ella.


LOS LUGARES PREFERIDOS DE LOS TURISTAS

¿Qué lugar les provoca más emoción a los turistas?

Annie contesta: “He aprendido que todo turista es diferente. Por ejemplo, a algunos –especialmente a los ingleses– no les gusta Chichicastenango por ser muy turístico. Les gusta más el mercado de Comalapa o de Sololá porque se sienten los únicos turistas en el mercado. En cambio, Chichicastenango les encanta a los turistas de Estados Unidos. Puede venir un turista a pura pesca y no enterarse siquiera de Antigua. Su emoción son los veintidós pez vela que va a sacar en un día. He logrado entender que todo depende no sólo del lugar sino de la huella que ponga el guía. Se puede entrar a la iglesia de Chichicastenango y ver lo que está pasando allí adentro y no sentir nada. O se puede llegar con un guía y que éste ponga emoción desde la tienda de las candelas; hablando quedito explica los colores y los significados, logra evocar un sentimiento. Aunque la gente no sea católica, se puede emplear un modo para que la gente sienta lo que está viendo.”

José González dice algo muy parecido: “A la mayoría de viajeros les impresiona todo si sabes mostrárselo”. De todos modos, agrega: “Pero creo que si tengo que elegir, sería el maravilloso pasado precolombino de Guatemala, porque los impresiona muchísimo”.

Bernie opina: “De Guatemala lo que más llama la atención es la arqueología”. Y aquí no deja de agregar una nota interesante: “Terriblemente este concepto está basado en Tikal. Muchas personas no saben la cantidad de cultura que poseemos. Es trabajo de los guías el proveer la información para que ellos encuentren los destinos “nuevos” y que así la voz se corra. Guatemala posee una riqueza cultural, histórica y tradicional que puede llenar las expectativas de cualquier turista”.

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