Yo sí que fui un tecnohead radical, en mi momento, y puedo sentirme orgulloso de haber compartido todas esas fiestas con Francis Dávila, a quien considero un entero artista, y me sentí muy contento de hacerle un pequeño perfil para Siglo XXI. El link:
Francis Dávila es sin duda el dj más consistente que ha dado la escena electrónica local. También ha cultivado una perceptiva faceta como productor. Sus canciones son pinchadas por gigantes del tamaño de Paul Van Dyk. No por ello pierde la humildad y un cierto sentido de la discreción.
Francis Dávila, cuando tenía ocho años, era un mentiroso. Decía a sus amigos que tocaba guitarra, pero no era cierto. Lo que sí era cierto es que ya residía en él ese vicio, esa meditación: la música. La escuchaba con pasión; le causaba curiosidad saber cómo se hacía. A los trece empezó a tocar batería, y después aprendió la guitarra, y también los teclados, tocó en bandas. Eventualmente, formaría parte del conjunto Tiananmen, con moderado éxito en el ambiente.
Pero le fue irritando la falta de movilidad, de autonomía: Toda esta experiencia de tocar con grupos y depender de otra gente me hizo darme cuenta que a mí lo que me gusta hacer las cosas solo, porque me cuesta ponerme de acuerdo con otros, comenta.
Ya varios años han pasado desde que aquel niño soñaba con tocar la guitarra. Ahora Dávila tiene 29; asegura que la música lo emociona incluso más que entonces.
Francis Dávila, el productor
La ilusión de infancia ha sido sustituida por resultados tangibles. Aparte de ser un dj excepcional, y muy conocido en Guatemala, y en no pocos clubs afuera de las fronteras nacionales, también ha conseguido presentarnos canciones enteramente suyas. Es un productor muy dedicado.
Con todo, no le gusta producir música de modo compulsivo: Yo creo que para mí no ha sido tan importante pasarme muchas horas sentado en la computadora, sino que es en los momentos cuando estoy propenso que yo me dedico a hacer música. De otro modo me volvería una maquila. Tengo muchos amigos que sacan tres o cuatro canciones todos los meses. Pero llega un punto –cuando trabajás así– en que la música deja de tener cosas particulares, peculiaridades.
Francis Dávila produce música absolutamente global, música muy relacionada con un medio que nadie puede frenar: el universo digital. Incluso los viniles –aquellos bellos objetos talismánicos que representaban al disk jokey– han quedado atrás. Es decir: hay cosas que aún se firman en vinil, pero muy pocas. Lo cuál tiene una explicación, que Dávila nos facilita: Cuando yo hago una canción, se la mando a una disquera: la canción tarda cuatro meses en salir en digital. Pero con el vinil, demoraba un año para que saliera. Hacías una canción en el 2003 y aparecía en el 2004. La canción ya para entonces era obsoleta, ya su momento había pasado, ya todo el mundo la había tocado.
No todo lo que Francis produce está ligado al rollo dance. Considera que muchas veces en la música dance no se puede expresar el registro completo de emociones, y es por ello que compone también en otra línea bastante distinta, con instrumentos acústicos y sonidos más orgánicos. Descubrimos en este lado de Francis Dávila una sensibilidad inclusive triste, una cierta vulnerabilidad tibia, una clase de orfandad interior: expresarse es como gastar tu cuerpo sobre una superficie: va a pintar cierto color. Y ése el color que yo pinto cuando hago música.
A Francis Dávila también le interesa componer música para películas. La Casa de Enfrente, o la recientemente ganadora en San Sebastián, Gasolina, contienen canciones de Francis Dávila.
Francis Dávila, el dj
Aparte de productor, Francis Dávila es un dj con enormes recursos. La línea que ha abordado es la del progressive dance, tirando a veces a house y otras a trance. El progressive es un estilo de música que va formando atmósferas auditivas muy enriquecidas, con varias capas de sonido, paisajes auditivos rotatorios y expansivos, y va empujando al que baila a una clase de experiencia a menudo espectacular.
Dávila considera que las circunstancias óptimas para que se de un gran set son: buen audio, buen equipo, y buen público. Por buen público no me refiero a un millón de personas, sino a personas que están allí porque les apasiona la música.
Ahora Dávila ha pasado a ser un dj bastante continental, y da toques a lo largo y a lo ancho de nuestra bolivariana tecnoamérica. Por ejemplo, Dávila toca en México de tres a cuatro veces al año, en minigiras de cuatro a seis fechas
Explica: Tocar afuera de Guatemala sucedió cuando en el 2004 empecé a firmar con disqueras de EU, de Canadá, de Inglaterra, de Australia, de España. Por supuesto, te da una proyección más elegante pertenecer a ciertas disqueras. Empieza el interés de promotores de otros lados por llevarte a tocar a esos lugares.
Cabe decir aquí que Francis Dávila ha tocado con luminarias de la música electrónica, como Miguel Migs, Max Graham, Josh Wink, Oliver Klein, Dave Ralph, Steve Porter, entre muchos otros.
A Francis le gusta, aparte de “pinchar” la música, hacerla en vivo junto a otros músicos. Recordemos el hecho de que empezó a tocar en fiestas con su live act Binary Thread Project, con sintetizadores y samplers. Otro interesante proyecto en vivo, más reciente, fue el llamado Los Diputados del Funk (telonero de Los Amigos Invisibles en su primera venida a Guatemala), junto a Diego de León, como bajista, y el Che Menéndez, como guitarrista, en dónde éstos se incorporaban a los grooves que el mismo Dávila iba soltando en funk hipnótico.
Para Francis Dávila, todo es parte de lo mismo. Es decir: él no hace distinción entre su faceta de productor y dj. Las dos son actividades que me mantienen cercano a la música. A mí no importa qué es lo que yo haga mientras tenga una buena relación con la música.
Y Francis Dávila, si algo tiene, es una buena relación con la música. Es un ávido coleccionista de discos. Yo empecé comprando discos a los trece años y no lo he parado de hacer. Tendré más de dos mil quinientos, todos originales. Es un privilegio para mí tener tanta música. Me siento caquero, porque yo tengo joyas.
Aparte de coleccionar discos adictivamente, Francis Dávila no economiza para viajar a conciertos. Lo hace todo el tiempo. Hay muchos que me quisieran matar porque yo he visto a todas las bandas que ellos quieren ver. La semana pasada fui a ver Flock of Seagulls y Naked Eyes.
La noche y la fama
Francis Dávila, siendo dj, a veces se mueve en ambientes muy densos. Como cuando tocó en el (hoy clausurado por el gobierno) Continental, en México. Ese lugar era el lugar más cercano al infierno que yo he podido ver. Vi mierdas de película, mierdas que dan miedo.
Es decir que a Francis Dávila le gusta tocar en los clubs: lo que no le gusta es zambullirse en el desorden.
En el fondo, Fráncis Dávila es todo un conservador, lo cuál es curioso tomando en cuenta su rama de trabajo. Yo la verdad me considero una buena persona: no soy de ésos que les gusta patear chuchos.
Francis Dávila no se ha dedicado a cultivar la personalidad o una vida estrambótica. De hecho, aparte del oficio de dj, Dávila mantiene un trabajo estable y regular, que exige mucha parte de su tiempo diario.
En muchos modos, es fácil perderse, siendo dj. Un dj es alguien que mueve cantidades oceánicas de energía, tanto o más que cualquier acreditado predicador evangélico. Se trata entonces de mantener el centro en medio de la vorágine. Como en la danza de los derviches, que giran y giran pero tienen puesto el foco interior en un solo punto quieto. De similar manera, Francis Dávila guarda su firmeza en medio de una cultura que está abiertamente ligada a la droga y al desmadre. Yo nunca he tenido una época en donde me he creído esas historias de la fama. Yo sé que las historias esas terminan de una manera muy triste, y yo no quiero vivir eso.
Como sea, la fama lo sigue igual. Recientemente, su canción Silent alcanzó el puesto número uno en la radio FM 95, en un chart pop ocupado más bien por figuras como Pink o Coldplay.
Lo que sucedió fue que el director de FM 95, que se llama Hugo Vásquez, me invitó a que fuera yo a reunirme con él a su oficina, yo le llevé el single promocional de Silent. Y me dijo: “vamos a poner tu canción en la radio; vamos a decir el nombre de la canción; pero no vamos a mencionar en cambio tu nombre, porque se puede dar un efecto que es común en Guatemala: que es eso de ser apático por lo nacional”. Y resulta que la canción le gustó a la gente. Nadie sabía que la canción era mía. La pusieron dos semanas, logró entrar en la posición número catorce. Estando allí, dijeron finalmente que era de Francis Dávila. La canción subió hasta llegar al número uno. Fue algo fenomenal.
JUNTO A PAUL VAN DYK
Francis Dávila consiguió firmar con la disquera Vandit, de Paul Van Dyk. Le mandó en su momento dos canciones –son Silent y Fragile– que a Paul Van Dyk no sólo le gustaron: las incluyó directamente en el catálogo de su disquera.
Para mí fue algo muy especial entrar en esta disquera, porque allí hay muchos artistas pilas. Me pidieron unos radio edits, y las versiones entraron muy bien en Holanda, Alemania, y otros países de Europa.
Paul Van Dyk es, de todas las personas con las que ha tocado, la más especial, a juicio de Francis Dávila. Me siento orgulloso de haber tocado con él en varias ocasiones, porque él es un buen ser humano. El chavo era carpintero en la Alemania comunista. Y jamás ha perdido esa sencillez. Te hace recordar la razón por la cuál estás haciendo lo que hacés.
Francis Dávila cuenta una anécdota: Hace poco compartí con Paul Van Dyk en un backstage, y estábamos platicando de cosas que no tenían nada que ver con la música. Y vino alguien a preguntarle cómo le gustan las mujeres, y le prometió que le iba a conseguir la mujer que él quisiera. Paul Van Dyk le dijo: pero yo no estoy interesado en eso, yo amo a mi mujer, yo soy feliz. Le estaban ofreciendo todo lo que él no necesita.
EN POCAS PALABRAS
LA MANERA ARTÍSTICA
Podés pintar una casa de una manera mecánica o podés pintarla de una manera artística. Pues es igual cuando un dj está tocando.
ME DA LO MISMO
A mí me da lo mismo hablar con un dj que cree que es Dios porque gana treinta mil o cuarenta mil dólares por tocar en una noche, y hace esto por razones cerradas. Yo no me voy a hacer grande por abrirle a esta clase de personajes.
NO ME IMPORTA
No me importa irme a sentar a un Pollo Campero y que alguien llegue con una servilleta a pedirme un autógrafo. Pero me puede hacer feliz que alguien se acerque y me diga: me encanta lo que hacés, me encanta tu canción…
ARTE DE MASAS
La cultura electrónica se ha vuelto algo popular. Estamos en la etapa en donde esto ya es de todos. No podemos ser egoístas. Pero hay gente que ensucia las mierdas. Hay gente que le quita la magia a las cosas.
NO FUMO NADA
A mí no me gusta el rollo de las drogas. Mucha gente piensa que yo soy cierta clase persona, y los hay que se decepcionan cuando se dan cuenta que soy distinto. No fumo nada, no tomo nada, no soy un tecnohead.
No hay comentarios:
Publicar un comentario